sábado, 25 de septiembre de 2010

La casa de los siete tejados

—¡Ah, míster Holgrave! —murmuró, tan pronto como pudo hablar—. Jamás podré hacerlo... ¡Jamás! ¡Jamás! ¡Jamás! Ojalá estuviera ya muerta y enterrada en nuestra tumba familiar, con mis padres y hermana... Sí... Y con mi hermano también, que mejor le sería hallarme allí que acá. El mundo es demasiado duro y frío... Y yo soy demasiado vieja, demasiado débil, y estoy demasiado desesperanzada...
—Créame, miss Hepzibah —repuso quedamente el joven—, cuando se acostumbre a la vida de tendera, no pensará así. Ahora no puede evitarlo, pues mira el mundo desde el lindero de su larga reclusión, pero pronto advertirá que no se halla poblado de gigantes y ogros como en un libro de niños. No encuentro nada tan singular en la vida como el hecho de que todo parece perder su substancia en el instante en que uno va a tocarlo. Lo mismo le ocurrirá con esto que hoy le parece tan terrible. (La casa de los siete tejados, Nathaniel Hawthorne)

domingo, 19 de septiembre de 2010

La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica

Cada día cobra una vigencia más irrecusable la necesidad de adueñarse de los objetos en la más próxima de las cercanías, en la imagen, más bien en la copia, en la reproducción. Y la reproducción, tal y como la aprestan los periódicos ilustrados y los noticiarios, se distingue inequívocamente de la imagen. En ésta, la singularidad y la perduración están imbricadas una en otra de manera tan estrecha como lo están en aquélla la fugacidad y la posible repetición. Quitarle su envoltura a cada objeto, triturar su aura, es la signatura de una percepción cuyo sentido para lo igual en el mundo ha crecido tanto que incluso, por medio de la reproducción, le gana terreno a lo irrepetible. Se denota así en el ámbito plástico lo que en el ámbito de la teoría advertimos como un aumento de la importancia de la estadística. La orientación de la realidad a las masas y de éstas a la realidad es un proceso de alcance ilimitado tanto para el pensamiento como para la contemplación.(La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, Walter Benjamin)

sábado, 18 de septiembre de 2010

Mi receta de salsa cuatro quesos

PREPARACIÓN: Mientras cuece la pasta en agua hirviendo con aceite, sal y orégano. Pasar un diente de ajo por la sartén. Cortarlo bien finito y dejarlo al fuego. Agregar media taza de cerveza. Dejar calentar unos minutos y luego sacar los ajos. Incorporar el queso rallado o a trozitos. Mover para que no se pegue y cuando esté más o menos disuelto. Cubrir echando un botecito de nata pequeño y seguir moviendo hasta que la salsa tome forma. Echar un poquito de pimienta y nuez moscada. Sacar la pasta y colarla muy bien para luego envolverla en la sartén. Rechupete.

INGREDIENTES: 1 diente de ajo / Un trozo de queso rallado de una clase /Un trozo de queso rallado de otra clase /Un trozo de queso del que pilles /Un trozo de queso /½ vasito de cerveza / 1 bote pequeño de nata / Pimienta /Nuez moscada

viernes, 17 de septiembre de 2010

Lacrimae rerum

Cuando vi Matrix en un cine de barrio de Eslovenia, tuve ocasión de sentarme al lado del espectador ideal de la película, es decir, de un idiota. A la derecha tenía un hombre de veintitantos años tan inmerso en la película que se pasó todo el tiempo molestando a los demás espectadores con exclamaciones del tipo «¡Dios mío, vaya o sea que no hay realidad!»... Por mi parte prefiero, sin duda, una inmersión ingenua como esta a las lecturas intelectualizadas y pseudosofisticadas que proyectan sobre la película refinadas distinciones conceptuales filosóficas o psicoanalíticas. No cuesta mucho entender la razón de esta atracción que ejerce Matrix a nivel intelectual: ¿acaso no es Matrix una de esas películas que funcionan como una especie de test de Rorschach, capaces de poner en marcha un proceso de reconocimiento universal de identificación, como el típico cuadro de Dios que parece mirarte siempre a ti, lo mires de donde lo mires, es decir, una de esas películas en las que todas las tendencias parecen reconocerse?. (Lacrimae rerum, Slavoj Žižek)

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Bienvenida alegría, bienvenido pesar,


Bienvenida alegría, bienvenido pesar,/ la hierba del Leteo y de Hermes la pluma:/ vengan hoy y mañana,/ que los quiero lo mismo./ Me gusta ver semblantes tristes en tiempo claro/ y alguna alegre risa oír entre los truenos;/ bello y feo me gustan:/ dulces prados, con llamas ocultas en su verde,/ y un reírse zumbón ante una maravilla;/ ante una pantomima, un rostro grave;/ doblar a muerto y alegre repique;/ el juego de algún niño con una calavera;/ mañana pura y barco naufragado;/ las sombras de la noche besando a madreselvas;/ sierpes silbando entre encarnadas rosas;/ Cleopatra con regios atavíos/ y el áspid en el seno;/ la música de danza y la música triste,/ juntas las dos, prudente y loca;/ musas resplandecientes, musas pálidas;/ el sombrío Saturno y el saludable Momo:/ risa y suspiro y nueva risa.../ ¡Oh, qué dulzura, el sufrimiento!/ Musas resplandecientes, musas pálidas,/ de vuestro rostro alzad el velo,/que pueda veros y que escriba/ sobre el día y la noche/ a un tiempo; que se apague/ mi sed de dulces penas;/ ramas de tejo sean mi refugio,/ entrelazadas con el mirto nuevo,/ y pinos y limeros florecidos,/ y mi lecho la hierba de una fosa./ (John Keats)

martes, 7 de septiembre de 2010

Les Oubliettes

Les regrets fillettes / Du pauvre poète / Se valsent musette / Dans les caboulots /Se valse musette /Le pauvre poète /Pour les gigolettes /Et les gigolos /Dieu que je regrette / Mes larmes fillette /Ce vin malhonnête /Qui monte au cerveau /Y’ a belle lurette / Que je n’ai plus cette /Fameuse piquette /Derrière mes fagots / Le pâle squelette /De mes amourettes / Joue des castagnettes / Comme un hidalgo / La nuit est longuette / Du pauvre poète / Voyez mes poulettes / Il a les grelots / Dans chaque guinguette /J’ai cherché juliette / Je n’ai je regrette / Que trouvé margot / De ces amourettes / Que l’on pickpockette / Sous sa chemisette / J’en ai plein le dos / S’il faut à perpète / Qu’à l’aube on regrette / / Vaut mieux qu’on s’arrête /Mes petits oiseaux / Venez mignonnettes / Dans mes oubliettes / Que je vous y mette / Au pain et à l’eau / Les regrets fillettes / Du pauvre poète / Se valsent musette / Dans les caboulots / Se valse musette / Le pauvre poète / Pour les gigolettes / Et les gigolos / (Les Oubliettes, Serge Gainsbourg)

jueves, 2 de septiembre de 2010

La experiencia de leer


Sin embargo, mientras eso sucede en la planta baja, es probable que la única experiencia realmente literaria de la casa se desarrolle en un dormitorio del fondo, donde un niño pequeño armado con una linterna lee La isla del tesoro debajo de las mantas. (La experiencia de leer, C.S. Lewis)

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Biografía del párrafo

El caso es que siempre que leo me detengo en ciertos párrafos. No atino a señalarlos. Hay libros para leer en escritorios y esos suelen estar anotados. Hay libros para leer en todos sitios que olvido registrar aunque sea con un improvisado marcapáginas, pero siempre espero que si volviera a abrirlos señalarían de alguna manera esa posición. Quisiera subrayar, dejar notitas y siempre espero a mejor ocasión. Ahora voy a dejar escritos algunos párrafos de cosas que vaya leyendo. Apuntalando la memoria en entradas de blog. Lo bueno y lo malo es que aquí cabe de todo, desde el ensayo a la etiqueta de un vestido. Letras diarias que me llaman la atención. El único límite es que no voy a buscarlas. Tienen que estar ahí, a diario.