jueves, 19 de julio de 2012

Canción de cuna para gobernante

Duerme tranquilamente que viene un sable a vigilar tu sueño de gobernante.
América te acuna como una madre con un brazo de rabia y otro de sangre.
Duerme con aspavientos, duerme y no mandes que ya te están velando los estudiantes.
Duerme mientras arriba lloran las aves y el lucero trabaja para la cárcel.
Hombres, niños, mujeres, es decir: nadie, parece que no quieren que tú descanses.
Rozan con penas chicas tu sueño grande. Cuando no piden casas, pretenden panes.
Gritan junto a tu cuna. No te levantes aunque su grito diga: "Oíd, mortales".
Duermete oficialmente, sin preocuparte, que sólo algunas piedras son responsables.
Que ya te están velando los estudiantes y los lirios del campo no tienen hambre.
Y el lucero trabaja para la cárcel. (María Elena Walsh)

(Foto El País)

domingo, 20 de mayo de 2012

El cementerio de Praga

Y que no se espere el Lector que le revele el Narrador que se sorprendería al reconocer en ese personaje a alguien ya mencionado porque (habiendo empezado este relato en este mismo instante) nadie ha sido mencionado antes. El mismo Narrador no sabe todavía quién es el misterioso escribano, y se propone saberlo (a la una con el Lector) mientras ambos curiosean, intrusos, y siguen los signos que la pluma está trazando en esos folios. (El cementerio de Praga, Umberto Eco)

El halcón maltés


- Desde luego no he sido una santa. Más bien todo lo contrario.
- Eso está bien porque si fuera tan inocente como finge ser.. no llegaríamos a ninguna parte.
- Renunciaré a la inocencia.
- Bien. A propósito, hoy he visto a Joel Cairo.
- ¿Le conoce?
- Un poco.
- Es usted realmente magnífica.
- ¿Qué le ha dicho?
- ¿Sobre qué?
- Sobre mí.
- Nada.
- ¿De qué hablaron entonces?
- Me ofreció 5.000 dólares por el pájaro negro.
- Oiga, ¿no pensará seguir dando vueltas por la habitación haciendo lo primero que se le presente?
- No, no lo haré. ¿Qué le dijo usted?
- Que 5.000 dólares es mucho dinero.
- Lo es. Es mucho más de lo que yo puedo ofrecerle si tuviera que pagar su lealtad.
- Tiene gracia que diga eso. ¿Qué me ha dado usted, además de dinero? ¿Me ha dado su confianza, alguna verdad?¿No ha intentado comprar mi lealtad con dinero y nada más?
- ¿Con qué otra cosa puedo comprarle? (El halcón maltés, John Huston, Dashiell Hammett)

viernes, 18 de mayo de 2012

Drácula. La novela original


Arthur dio un salto y se levantó.
- ¡Dios mío! ¿Qué significan estas palabras? ¿Fue enterrada viva?
- No he dicho que viviese, amigo mío, ni lo pienso. He dicho simplemente que podría ser una no-muerta.
- ¡No-muerta! ¡No-viva! ¿Qué significa todo esto?
 - Existen misterios que el espíritu sólo entrevé, y que los siglos, uno tras otro, sólo aclaran en parte. Créame, nos hallamos en presencia de uno de esos misterios y tal vez encontraremos su llave. Bien, prosigo con su permiso. ¿Puedo cortarle la cabeza a Lucy? (Drácula, Bram Stoker. 1897)

sábado, 25 de septiembre de 2010

La casa de los siete tejados

—¡Ah, míster Holgrave! —murmuró, tan pronto como pudo hablar—. Jamás podré hacerlo... ¡Jamás! ¡Jamás! ¡Jamás! Ojalá estuviera ya muerta y enterrada en nuestra tumba familiar, con mis padres y hermana... Sí... Y con mi hermano también, que mejor le sería hallarme allí que acá. El mundo es demasiado duro y frío... Y yo soy demasiado vieja, demasiado débil, y estoy demasiado desesperanzada...
—Créame, miss Hepzibah —repuso quedamente el joven—, cuando se acostumbre a la vida de tendera, no pensará así. Ahora no puede evitarlo, pues mira el mundo desde el lindero de su larga reclusión, pero pronto advertirá que no se halla poblado de gigantes y ogros como en un libro de niños. No encuentro nada tan singular en la vida como el hecho de que todo parece perder su substancia en el instante en que uno va a tocarlo. Lo mismo le ocurrirá con esto que hoy le parece tan terrible. (La casa de los siete tejados, Nathaniel Hawthorne)

domingo, 19 de septiembre de 2010

La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica

Cada día cobra una vigencia más irrecusable la necesidad de adueñarse de los objetos en la más próxima de las cercanías, en la imagen, más bien en la copia, en la reproducción. Y la reproducción, tal y como la aprestan los periódicos ilustrados y los noticiarios, se distingue inequívocamente de la imagen. En ésta, la singularidad y la perduración están imbricadas una en otra de manera tan estrecha como lo están en aquélla la fugacidad y la posible repetición. Quitarle su envoltura a cada objeto, triturar su aura, es la signatura de una percepción cuyo sentido para lo igual en el mundo ha crecido tanto que incluso, por medio de la reproducción, le gana terreno a lo irrepetible. Se denota así en el ámbito plástico lo que en el ámbito de la teoría advertimos como un aumento de la importancia de la estadística. La orientación de la realidad a las masas y de éstas a la realidad es un proceso de alcance ilimitado tanto para el pensamiento como para la contemplación.(La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, Walter Benjamin)

sábado, 18 de septiembre de 2010

Mi receta de salsa cuatro quesos

PREPARACIÓN: Mientras cuece la pasta en agua hirviendo con aceite, sal y orégano. Pasar un diente de ajo por la sartén. Cortarlo bien finito y dejarlo al fuego. Agregar media taza de cerveza. Dejar calentar unos minutos y luego sacar los ajos. Incorporar el queso rallado o a trozitos. Mover para que no se pegue y cuando esté más o menos disuelto. Cubrir echando un botecito de nata pequeño y seguir moviendo hasta que la salsa tome forma. Echar un poquito de pimienta y nuez moscada. Sacar la pasta y colarla muy bien para luego envolverla en la sartén. Rechupete.

INGREDIENTES: 1 diente de ajo / Un trozo de queso rallado de una clase /Un trozo de queso rallado de otra clase /Un trozo de queso del que pilles /Un trozo de queso /½ vasito de cerveza / 1 bote pequeño de nata / Pimienta /Nuez moscada